miércoles, 23 de septiembre de 2015

Haciéndote existir

El amor no tiene nombre, ni forma, no tiene tiempo, ni condiciones, es completamente desinteresado e ilimitado, es impredecible e indefinido, no puede ser comprendido por nadie que no lo vive en carne propia, es imparable e irremediable es imposible de destruir, fingir o manipular y no se agota. No importa de lo que esté envuelto, no importa como surja, ni tampoco cuánto cambie quien lo siente.

Sentimiento que no cumpla con estas características es cualquier otro cachibache menos amor.

Por eso, mi querido, yo te estoy haciendo existir aquí, como me lo pediste un día; porque mi amor no se cansa, ni entiende de razones; no le importa tu religión, tus costumbres o tu corte de pelo; no se guarda en el bolsillo tus injurias o pleitos; no sabe cuándo ni cómo pero siempre está; es, sin etiquetas, feliz como lo llamés y no le importa lo que nadie diga o piense con tal que vos me hagás existir donde estés.
No parará, no tiene cura, ni olvido.

[El amor pasa así sin más, sin discriminar y sin merecerse y a uno le toca decidir finalmete si le hace batalla o se deja vencer (Y esta es una de las cosas en las que yo no pienso rendirme)]

miércoles, 20 de mayo de 2015

De la lucha contra las primeras impresiones

"Dicen que lo que uno piensa de otro en los primeros quince segundos prevalece sobre cualquier otra cosa que ése haga para demostrar su verdadera actitud. Quince segundos bastan para formar una opinión sobre otras personas".

Inicialmente todo es intenso, cualquier cosa que uno diga o haga, en el momento en que está conociendo a alguien, se siente genuino y especial para el otro; no importa si lo ha vivido o escuchado antes, el hecho de que no provenga de una persona conocida le da un toque personal, porque nadie es igual, ni hace las cosas de la misma manera. -Te dije-.

-Pero vos decís que seguís sintiendo todo igual de intenso- Preguntaste. -Decís que estás loca por mí aún. -Continuaste.

-Es cierto- Reiteré. -Sigo sintiéndo lo mismo por vos que cuando empecé a sentir cualquier cosa y a esperar lo que sea sobre nosotros. Lo que sucede es que las cosas ahora son distintas, ahora estamos luchando con las primeras impresiones...

Abriste un poco los ojos, frunciste el seño luego, con esos microgestos que hacés cuando estás asimilando algo e inmediatamente cuando lo lográs generás un argumento en contra sin siquiera comprender a cabalidad lo que asimilaste (Es un proceso casi inperceptible que he formado desde la primera impresión que tuve de vos)
-Yo no tengo opiniones contradictorias- Dijiste. - Cuando te conocí yo sabía que ibas a ser un manojo de líos, como cualquier mujer, pero...- Continuaste. (En ese momento roleé mis ojos para expresar que tu comentario era misógino e ilógico, porque cualquier persona puede ser complicada independientemente de su género, pero casi al instante decidí evitar cualquier comentario sagás porque; debo aceptar que soy complicada y no importa la orientación de tu comentario; compendí su origen) - a pesar de eso, seguí con esta vaina, porque quería algo real, al fin, solo por eso- Mencionaste.

Te detuve al acto para acotar:
-No fue así. La primera impresión que te di fue que no me interesaba que te esforzaras por nada, que era emocionalmente independiente, que todo iba a ser sencillo; lo platicado, lo entendido; y que nunca ibas a tener que lidiar con un fastidio, pero eso era antes, ahora estamos en otro estadío que requiere otras cosas...

Me interrumpiste para decir:
-Yo nunca quise que hicieras sacrificios, porque mi intención ha sido verte feliz, no hacerte sufrir. -Irrumpí de súbito para decir: -Sí, pero mi primera impresión de esto era que iba a ser divertido, ahora con todo lo demás, vino esta mierda del compromiso, la idea de que debo retenerte porque la convivencia me ha hecho dependiente y sé que tengo que hacer sacrificios por eso.

-¿Y qué puedo hacer por vos?- Preguntaste.
-Compensame por el sufrimiento- Respondí- (-Compensame por que debo hacer sacrificios ahora y no era parte del trato inicial-Quise decir)
-¿Y qué querés que haga?-Seguiste inquieriendo...

...Para empezar, jóvenes ilustres; que siguen este relato de conversación absurda; nunca se le pregunta a nadie qué se debe hacer, si en primera instancia se les está pidiendo que hagan "algo", porque con esa petición vaga la persona que la realiza está intentando hacer un llamado a dos cualidades a la audiencia: La espontaneidad y la creatividad. Si la pregunta tuviese una respuesta distinta a un "algo"; que quiere decir que si la persona que lo pide supiera lo que quiere realmente, en otras palabras; lo diría con claridad y no traería un algo a colasión...

-¡Yo traje un "algo" a colasión!- Dije exaltada -¡Pensalo!-.
La descepción hizo cuna en tu cara. Por un momento olvidé lo sencillo que sos y lo fácil que te gusta llevar las cosas, quice obviar el sentido práctico que siempre demostraste y que inicialmente me dio la impresión de que ibas a ser capaz de descifrar mis rompecabezas; no es real, no te es posible a vos, ni a un montón más; porque a la mayoría les gustan los problemas sencillos.

-Nunca he tenido idea de lo que querés, no te entiendo-. Proferiste con tal desánimo que por un momento pensé en que de verdad estabas tirando la toalla.
Para no perderte, decidí pedir:
- Detalles, hacé lo que te nazca-...

Los pongo en contexto, a quienes de ustedes aún siguen leyendo esta discución estúpida: Esta frase fue un intento más que desesperado; irracional, de pedirle peras al olmo, pues ¿Cuándo alguien que ha resuelto sus problemas de manera práctica, aunque haya un indicio, va a pensar en resolverlos de manera creativa? Es inaudito que alguien que puede rodear una cerca decida construir un puente para pasarla por arriba, únicamente porque construir la estructura es atractivo.

-Mi primera impresión acerca de vos es que ibas a ser comprensiva...- Expresaste, ya muy desdeñado por la plática.
-La mía fue que ibas a hacer todo lo que estuviera a tu alcance para hacerme sentir diferente, vos sabías de dónde vengo, pensé que podías entenderme.- Dije, casi gritando. Y se quedó irresuelto todo. Podría continuar agobiándolos con esta batalla de primeras impresiones; sin embargo debo concluir que nuestro primer error fue interrumpirnos sin escucharnos para intentar comprendernos y nuestro segundo error fue no aceptar que no somos los mismos y que esos quince segundos se largaron con todos sus muebles después del macanazo de tiempo que llevamos juntos. Yo una soy liosa, vos sos un simplón, a pesar de lo que nos chismeó ese primer beso que nos dimos...

sábado, 18 de abril de 2015

La Malandra Redimida

Es un hecho que hay disyuntivas en la vida.

Esta es la historia de una mujer con poca capacidad para empatizar con las personas, no naturalmente, claro; porque biológicamente estamos diseñados para buscar la aceptación de otras personas, lo que nos obliga a ser empáticos; sino por elección. Partiendo de esta premisa, en esta historia vamos a plantear que la mujer era biológicamente normal, pero ha aprendido a cerrarse completamente a las exigencias de la sociedad.

Lastimosamente, esta actitud no puede ser mantenida para siempre, al menos no conscientemente (Hierba mala nunca muere, igual que un hábito que echó raíces) Porque el hambre de cualquier cosa y de cualquier forma, nos hace romper esquemas. Entonces esta mujer cuya conducta es egoísta, descobsiderada y sin preocupaciones de quienes la rodean, en algún momento debe transformarse en un remedo de consideración.

Describamos a la chica en cuestión para que sea mejor comprendido: Esta era una de esas que no ponía atención a las acciones de otros que no le atañían directamente, cuyas relaciones principalmente eran por conveniencia emocional; me refiero a que le daban protagonismo, porque de alguna forma tenía que compensar su necesidad de aceptación; le hacían tener el papel de fortaleza contra el rol de choza que tenían sus contactos.

No obstante conoció a su vasayo, aquel que con dulce encanto logró quebrar sus barreras. Quien de manera sutil le puso pruebas, este que, sin aceptar sus conceptos logró comprenderla, independientemente de las explicaciones que ella proporcionó, logró descifrarla; incluso mejor de lo que lla podía explicarse a sí misma.

Así es, ése reinventó el bombillo, descubrió la cura contra el cancer, creo facebook y google, inventó la palabra Jeovah, es decir, logró lo imposible que es comprender a una mujer, mejor que ella misma. Acorde a este gran logro ella tuvo que ceder, tuvo que ofrecerle su mano por la calle, tuvo que considerar el matrimonio, tuvo que crear una idea nueva sobre la familia, la concepción y el aborto, aprendió a tener anhelos de flores, serenatas y chocolates, a preguntar ¿Cómo están tus hijos? a personas con quienes tenía relaciones forzadas; a interesarse por el contexto de una relación, más allá de sus necesidades físicas, se convirtió en "mujer".

No obstante, su apatía social y el hecho de necesitar afecto, son materia emocional como el agua y el aceite, incompatibles absolutamente... Un tema que a pesar que finja, relinche y zapatee, sigue atacándole desde el subconsciebte y haciéndole ser la misma idiota inconforme consigo misma, únicamente que se comporta como una malandra redimida.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Cosas Simples

Te dije:
-Quiero escribirte algo ¿Puedo?
-Esta bien. Me dijiste
Te imaginé roleando los ojos y exhalando fuerte como lo hacés cuando te hastiás.

______________________________________

Hablemos de cosas simples, como respirar, tomar café, fumar un cigarrillo, desvestirse, escuchar una canción,  comer una tortilla... (Puedo continuar)
He descubierto que te gusta la simplicidad; bueno, en realidad no; me lo has enseñado. Te gusta la simplicidad, las cosas sencillas como dos botones unidos por una frase. Probablemente son las cosas que se olvidan, que no se convierten en una tarea complicada y siempre me he preguntado por qué éstas cosas te perecen importantes siendo hábitos que no implican ninguna transcendencia. Imaginé que debía ser porque no te gustaban los líos, que en parte es cierto, no te considero una persona pretenciosa ni conflictiva, pero debía haber otra razón...
______________________________________

-Si estuvieras conmigo en este momento, estarías exhalando fuertemente de nuevo y pidiéndome que llegue al grano, lo detesto, pero cuando no está pasando y solo lo recuerdo me parece adorable y a eso vamos.
______________________________________

Conscientemente hay muchas cosas tuyas que me parecen adorables, sin embargo hoy te estuve contemplando cuando cerraste los ojos durante unos minutos, escuché tu respiración pausada como quien empieza a dormir, traté de cerrar los ojos para que no me encontrarás mirándote, pero no me quise perder ese momento sencillo y descubrí que esas pequeñas cositas que hacemos a diario se pueden volver trascendentales si nos paramos a admirarlas.
Me quedé observando tus párpados cerrados y recordé cuando una vez estaban abiertos y me miré en tus ojos y vos te viste en los míos, ambos acostados en la grama; me di cuenta de que hay una cancioncita en la parte de atrás de mi cabeza que me dice que lo que vos sos es compatible con lo que yo soy, que lo que vos serás le calza perfecto a lo que yo quiero llegar a ser, que tal vez sos mi Adán y yo soy tu Eva, en este momento, y entonces me dieron ganas de abrirte el pecho y regresar a tu costilla, cobijarme ahí para siempre, como me prometiste, con tu pecho de almohada y tuve ganas de comerte la boca a besos y apretujarte con todo lo que tengo, ponerte un anillo al dedo, una soga al cuello o un grillete en el tobillo o cualquier cosa que fuere necesaria para mantenerte cerca respirando  y llegué a sentirme desesperada, en esos pocos minutos en los que te contemplaba, porque supe que esta pequeña cosita sencilla no era para siempre y que en algún momento la sinfonía tenía que parar, que con un suspiro largo ibas a abrir los ojos asustado y me ibas a decir que te estabas durmiendo y me pareció imposible e inaudito que en esos pocos minutos pude reparar en que tu corazón latía, un evento cotidiano del que no me percato nunca y recordé el momento en que recosté mi oído sobre tu pecho, una vez que estabas emocionado y me reí en mis adentros porque en vos había una fiesta de tambores y sabía que toda la celebración era por mí, por mi desnudez, por mi falta de pudor y a la par de tu pecho, como instrumento de viento estaba tu respiración acelerada esa misma vez, y sentí un miedo terrible de no volver a hacerte sentir de esa forma, de que nunca volviera a pasar...así que mejor regresé mi atención a ella, a tu respiración, porque gracias a ese recuerdo entendí que cuando nos enojamos y respirás así ahogado, con un huracán adentro que te está inundando todo y por fuera sufrís en silencio; cuando solo se te escapan unos quejiditos, porque yo he armado una vorágine en un vaso con agua; es porque dentro tuyo estás gritándome que no me agite por forzar las cosas grandes, que disfrute y encuentre deleite en éstas pequeñas.
Ahora entiendo lo que tu respiración me dice, cuando no me estás diciendo nada. Lo entendí así, a través de una cosa simple.
Pensá que estoy loca cuando me cachés contemplándote comer, tomar café, fumar un cigarrillo, desvestirte, escuchar una canción, comer una tortilla, o no lo pensés... solo entendé que tu sencillez, amor, me hace inmesurablemente feliz.
_______________________________________

Te imagino leyendo esto, si te pregunto qué te parece de seguro me vas a responder con un monosílabo, una respuesta sencilla, yo te voy a devolver una sonrisa, pero como admiradores de las cosas simples, si contemplamos nuestras reacciones ¿Qué creés que pase en el cuarto trasero de nuestras cabezas?




miércoles, 26 de noviembre de 2014

El Embudo

De nuevo en una etapa de estrechez, donde todo sofoca y aprieta. Donde se queda corto el cinturón, al que hace algunos meses tuvo un orificio nuevo para que sostuviera los pantalones.
Esto se debe a la negativa de soltar el equipaje y a la grande y grave idea de querer cargar con todo sobre la espalda.
La entrada fue amplia, como no, pero esta es la parte del filtraje, y de ésta salimos, porque salimos, tal vez no íntegros, tampoco juntos, pero salimos...

Hay que ejercitar los músculos, fortalecer el espíritu y exfolear las relaciones interpersonales, es difícil hacer cardio en el estrecho, pero toca.

Un esfuerzo, meditación, baños de vapor, masajes. Va a dejar de ser difícil cuando se llegue al otro lado.

Hay que aceptar las imperfecciones,  darse a la tarea de cagarla y disfrutarlo, por lo menos respirar sin hiperventilar, aceptar que no "debemos" ni "tenemos que"  y darle un poco de crédito al azar, para aminorar la carga. Una pizquita de locus de control externo no le hace daño a nadie...

Depués de 21 días el cerebro está entrenado bajo la nueva rutina, un corte de pelo para concretizar el cambio y estoy lista para superar esta claustrofobia que me causa pasar por el embudo.